febrero 22, 2008

Las Moscas


Hace veinticinco días que llegaron, sólo trajeron dinero, comida y ropa suficientes para la primera semana; todo se fue acabando, destiñendo, desfigurando, descomponiendo, todo se fue volviendo básico, simple, claro; pero no importa, vale la pena estar aquí, tienen sus cuerpos para exponer al sol y ¡más nada!, con eso basta, aunque cada vez estén más enjutas y oscuras. Nada les gusta más que el calor del sol, el aire salitroso, el agua del río y el humo de la marihuana. Cada día se repite con variantes de mínima consideración. Se despiertan cuando el calor las hace sudar, se fachan una antes de ir al río, otra al llegar, sentadas sobre una gran roca plana, en el margen del río echan una cagadita antes de bañarse, luego se sumergen rápido en la cascada, al sacar la cabeza de la corriente fría se siente despertar al mundo de un bostezo suspendido en el polvo del camino. Cuando el estómago empieza a secretar sus jugos de reclamo se ponen en marcha. Después regresan caminando sin prisas a la playa, más bien volando, ¡tan ligeras se sienten!, ahí se quedan hasta que se hace de noche y se acuestan a dormir, hasta el día siguiente y el día siguiente y el siguiente, el día, siguiente, día, río, facha, moscas, noche, camino, dormir, playa, moscas, hormigas, perros, comida, volando, siguiente, día, cagadita, moscas, comida, facha, cagadita, moscas, río, día, siguiente, el día, el siguiente, el siguiente día y hasta el siguiente día, a dormir se acuestan, hasta que de noche se hace se quedan ahí, ¡se sienten tan ligeras!, volando más bien y a la playa sin prisas caminando regresan despuéS.

Tratamos de advertírselo, si no se iban terminarían convirtiéndose en moscas, como todos nosotros. Cada vez hay más moscas en la playa, se nota sobre todo los lunes.

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