febrero 24, 2008

Accidente


Ella debió tener más cuidado.
Al Principio yo no tenía nada, era sólo una entre muchas esperando el gran momento, luego Ella me pidió y el Señor me tomó, me introdujo en el umbral de la vida y sobre mí empezaron a aparecer signos. Cuando estuve lista me colocaron en sus manos, fue el momento más feliz de mi vida.
Pero ella debió tener más cuidado. Poco a poco mi tersa faz se fue llenando de marcas, Ella era tan descuidada; las manchas de su maltrato pronto se instalaron definitivamente sin que yo pudiera hacer algo por defenderme. También un día me dejó olvidada en una mesa… Ella debió tener más cuidado.
Antes era diferente, cuando me vio por primera vez no podía apartar sus ojos de mí, me mostraba a sus amigos, me hizo un lugar al lado de su cama… pero ahora, ya ves, la delicadeza se apartó de su trato, ya no más el lugar privilegiado de su cuarto, ya no miradas atentas ni orgullosas exhibiciones, y así, de pronto, como si fuera poco, me deja caer, aquí, entre los rieles, a pocos minutos del paso del tren.
Ella debió tener más cuidado, se acerca mi fin, la contemplo por última vez, pronto los vagones destruirán mi cuerpo, ella debió tener más cuidado; regresaré a la nada, se agota mi tiempo, suplicante, fijo en Ella la mirada, debió tener más cuidado, ya lo he dicho, pero es demasiado tarde.
En la espera de mi agonía inevitable, resignada a mi desintegración, veo que Ella toma del brazo a su amiga y le dice con angustia: “Marica, se me cayó la fotocopia de la clase”.

febrero 22, 2008

El Ángel Cronopio

Y sucedió que un día, el hada despertó inspirada y se propuso plasmar en un lienzo la suma de todas las virtudes de los cronopios en una figura sobrenatural y divina que los dignificara, un ángel, así consumió varios tubos de pintura al óleo, trementina, ghesso, acrílicos y todas esas lavativas que se usan para la plástica.
Durante horas el hada extasiada recorría el lienzo como si lo acariciara con el pincel, dando forma, luz, sombra, color. Le colocó cuatro alas al ángel cómo había escuchado que tenían los "Tronos", alta jerarquía celestial. Pintó sus pupilas de dorado como símbolo de la sabiduría. Finalmente lo llamó "El Guardián Verde".
Orgullosa de su creación el hada llamó al cronopio que vivía en su casa para mostrársela, pero sorpresivamente el cronopio no se sintió transportado a las alturas, ni sublimado de belleza, ni siquiera levemente admirado, mucho menos adulado o reivindicado. El cronopio estaba furioso. El ángel del retrato lo humillaba con mirada burlona, lo menospreciaba desde su aureola santurrona, se sintió altamente traicionado pero sobre todo, herido en su insignificancia y raquitez.
- Ése angel tiene tetas. Fueron las únicas palabras que sus labios cronopianos alcanzaron a pronunciar antes de meterse en el baño durante una hora completa a evacuar su frustración.

Las Moscas


Hace veinticinco días que llegaron, sólo trajeron dinero, comida y ropa suficientes para la primera semana; todo se fue acabando, destiñendo, desfigurando, descomponiendo, todo se fue volviendo básico, simple, claro; pero no importa, vale la pena estar aquí, tienen sus cuerpos para exponer al sol y ¡más nada!, con eso basta, aunque cada vez estén más enjutas y oscuras. Nada les gusta más que el calor del sol, el aire salitroso, el agua del río y el humo de la marihuana. Cada día se repite con variantes de mínima consideración. Se despiertan cuando el calor las hace sudar, se fachan una antes de ir al río, otra al llegar, sentadas sobre una gran roca plana, en el margen del río echan una cagadita antes de bañarse, luego se sumergen rápido en la cascada, al sacar la cabeza de la corriente fría se siente despertar al mundo de un bostezo suspendido en el polvo del camino. Cuando el estómago empieza a secretar sus jugos de reclamo se ponen en marcha. Después regresan caminando sin prisas a la playa, más bien volando, ¡tan ligeras se sienten!, ahí se quedan hasta que se hace de noche y se acuestan a dormir, hasta el día siguiente y el día siguiente y el siguiente, el día, siguiente, día, río, facha, moscas, noche, camino, dormir, playa, moscas, hormigas, perros, comida, volando, siguiente, día, cagadita, moscas, comida, facha, cagadita, moscas, río, día, siguiente, el día, el siguiente, el siguiente día y hasta el siguiente día, a dormir se acuestan, hasta que de noche se hace se quedan ahí, ¡se sienten tan ligeras!, volando más bien y a la playa sin prisas caminando regresan despuéS.

Tratamos de advertírselo, si no se iban terminarían convirtiéndose en moscas, como todos nosotros. Cada vez hay más moscas en la playa, se nota sobre todo los lunes.

febrero 21, 2008

Mujica o el Caso de los Viejecitos Verdes


a Jorge Carrerá


Andan por todos lados, caminando en las calles, parados en las esquinas, comprando en las bodegas o en las farmacias, sentados en cualquier banqueta de cualquier plaza o de cualquier parque, olvidados en los asilos y en los rincones, testimonios andantes, consejos, amenazas, advertencias, con o sin bastones, con o sin calva, con o sin canas, viajan en los transportes públicos, hacen colas kilométricas para recoger las migajas con que el sistema les paga haber consumido su vigor y su sangre; parecen unos abuelitos respetables, bienintencionados, algunos hasta tiernos, pero cuando se acercan a una muchacha joven, de esas que tienen las carnes firmes y se bambolean al caminar, mascan las más atroces vulgaridades, con sus dientes postizos a punto de escapárseles entre la baba viscosa que los mantiene adheridos a las encías.
Al ver a la mujer joven acercarse sus cerebros rápidamente recuerdan lo que quisieran hacer y tal vez nunca pudieron o hace mucho tiempo no pueden; sus cuerpos flácidos, sin fuerza, aún piden caricias y arrumacos, que seguramente ya no hay quien se los dé y el cansancio de la vida tampoco deje disfrutarlos; pero por unos breves segundos, en su mente, esa chica ahora desnuda se contorsiona descontrolada al ritmo de sus caricias expertas y de alguna manera ese placer llega a un momento sublime cuando el abuelito dice algo, murmullos extraídos desde las profundidades cavernarias de su alma al oído de ella, aunque claro que ella escucha sólo una sarta de atroces vulgaridades salpicadas de escupitajos, pero realmente son los gritos de un pasado que no volverá...
Que quedó lejos, tan lejos, lejísimos, empolvado, apolillado como su saco, como su pantalón café, como su camisa mal planchada. Quizás, después de todo, los ancianitos verdes sí tengan buenas intenciones, porque ellos invitan a almorzar y prometen regalos, pero sus ofertas rebotan en un muro de indolencia, sus anhelos están fuera de contexto, fuera de los sueños de la muchacha linda que se asquea de su fealdad, de sus verrugas, de sus carnes colgantes, de su silbido serpentino, de sus siseos ininteligibles, de su saliva elástica y su mirada, suspicaz y suplicante.
Hoy como todas las mañanas desde que Gertrudis murió, me desperté antes del amanecer, me levanté de la cama lentamente, dándome cuenta de su ausencia, extrañándola. Caminé hasta el baño, me lavé la cara, me mojé un poco el pelo, para que parezca que me bañé completo… después me visto con el pantalón que tengo sobre la silla, la camisa, un suéter que no está tan sucio y mi gorra. Preparo un guayoyo, remojo en leche un poco de casabe y me lo como con el café, para aguantar el trajín de la calle, porque en estos días casi todo el mundo tiene pautas y prisas, pero risas y pausas casi nadie.

Tengo que cambiar el cheque del seguro social y hacer las compras de la panadería. Mejor reviso lo que falta y hago una lista, después se me olvida todo y tengo que hacer dos viajes. Ya está: Huevos, leche, aceite y mantequilla. Guardo la lista en el bolsillo de la camisa, junto al bolígrafo. Antes de salir reviso bien los grifos y la manija del gas, no vaya a ser cosa que cuando me vaya… apago todos los bombillos y me voy. En el ascensor palpo mis bolsillos para asegurarme de que tengo las llaves, sí, aquí está todo.

Camino por la calle con el ceño fruncido por aquello de la inseguridad y pensando que en la tarde quizás venga a visitarme mi hija Martha, ojalá, con suerte y traiga a los nietos, no los he visto desde navidad, esos morochos son una vaina seria, tremendos, se parecerán al papá, pero por dentro salieron a mí, caracha, esos carricitos son eneas...

Una sonrisita se va abriendo paso entre la cara amarrada y el viejecito sin saberlo ostenta una mueca que llama la atención a todos los transeúntes.

A lo lejos percibo una energía perturbadora, las chicharras aumentan su chirrido, el aire se vuelve espeso y el sol enorme de las 12 lo enrojece todo, por dentro y por fuera. Veo venir a una mujer con una forma de caminar que me trae recuerdos que no he podido arrancar de mi mente, de mi cuerpo, cicatrices del alma me escuecen como latigazos de la memoria. Se abre una enorme boca que me engulle y a medida que soy tragado el tiempo retrocede, las mismas calles, las mismas casas se levantan y tumban hasta depositarme frente a ella…

- Se llamaba..., ella se llamaba..., bueno, ¿qué importa a estas alturas cómo se llamaba? Hace tanto ya, fue por el año 1.9..., el año..., por los años... ¿50? ¿60? Cómo es posible...

No lo recuerda.

- ¡Qué cagada ‘e país!, ¡qué ironía!... poder ver aún ese vestido ceñido, con esas flores tan estrambóticas, tan chillonas, tan bellas, flores de tela meneándose pa’ca y pa’llá, Dios mío, creo me va a dar algo, mira cómo carga ese montón de bolsas, toda sudadita, flor de canela, tensa, brillante, zángana, mira cómo se me queda viendo mientras pasa frente a mí... ¡descarada!, ¡sinvergüenza!, ¡deliciosa! (mierda, creo que lo dije en voz alta, ojalá no me haya escuchado).
¡¡¡Zuas!!!
Pero claro que me escuchó, si se lo dije en la oreja... (¡Deliciosa!, sí señor, su mano me arde en la cara, su mirada me arde en todo el cuerpo).
-¡Mujica!, te voy a reportar con tu superior.
¿Qué? ¿Cómo supo mi nombre? Flor, bruja, divina... El sol brilla y un reflejo le entorpece la visión... ¡La placa!, claro, eso era, la muy viva la leyó... sólo me tomó 48 años darme cuenta, coño, se las sabe todas.

- Sí, esa mujer se las sabía todas...

Dos Famas

Mientras toman té sin meñique estirado, una señora Fama le dice a la otra:

Fama1: -Te lo juro que si no fuera porque no logro extraer de ello el nivel adecuado de satisfacción me convertiría en una completa ama de casa como cualquier hija de cronopio...
Fama2: (Sorprendida) -Ah sí, y eso... ¿cómo con cuál fin?
Fama1: -Pues bueno, se trata justamente de eso, sin fines de ningún tipo...
Fama 2: - Ay querida, y cómo se supone que justificarás tus medios de esa manera?
Fama 1: - Claro, my dear, thats the cuestion, sin sacrificios no habría dilemas, el peso siempre está en lo que debemos perder para poder ganar, sino el juego resultaría demasiado sencillo...
Fama 2: - Sí, todo es un juego, pero mejor dejémonos de simplezas y dediquémonos a una actividad más profunda y emotiva, tengo como un vacío en el espíritu...
Coro de Famas: ¡VAMOS DE SHOPPING!


febrero 09, 2008

Aritmética Deductiva


¿Si dividimos 30 Kg de Alimento entre 5 Perros durante 7 días el resultado será?


piensa


calcula


suma


divide


multiplica


resta


calcula


piensa




Adivinar? veamos... la velocidad de masticación entre la raíz cuadrada de la digestión, menos x de inercia, elevado a la potencia del ladrido...




Total: 10 Kg de excremento a la semana.




Gracias...
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