abril 02, 2011

Buenas Intenciones

Un día sucedió que una hada medio fama vio a una fama medio esperanza aproximarse irremisiblemente al viscoso y verde abismo cronopial del cual ella había logrado salir hacía ya un tiempo, un poco maltrecha y con leves pérdidas materiales, precios insignificantes en comparación con la recuperación de la libertad. El caso es que aunque con toda su alma deseó disuadirla de su equívoco destino, le pasó como al loco del chiste, que da vueltas alrededor de un hoyo diciendo el mismo número y cuando alguien se asoma lo empuja y sigue la cuenta, esta hada refrenó el impulso samaritano que la invadía y calló, apenas un susurro ahogado de -!Cuidado!- escapó de sus labios al pasar por su lado,  porque Esperanza se deleitaba cayendo con cara de suprema satisfacción y Hada pensó que sería de mal gusto arruinarle la diversión. Vita brevis est. 
- Esa Fama medio Esperanza más bien parece una Esperanza medio Cronopia-  masculló para sus adentros nuestra amiga Hada Fama divagando en las probabilidades mestizas de las combinaciones Darwinianas mientras Esperanza se revolcaba con placer morboso en el verde fango melancólico del abismo supraemotivo de lagrimeo cronopial; sarna con gusto no pica como dicen por ahí.
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