
Julio Cortázar
("El Almuerzo". Historias de Cronopios y Famas)
Si algo caracteriza sin lugar a dudas y definitivamente a un cronopio es la persistencia, más allá de la paciencia, de la distancia, de la memoria, de la dualidad, de la importancia y de la impotencia, un cronopio jamás se da por vencido; aunque tenga la guerra perdida antes de llegar al campo de batalla, aunque tenga que nadar contracorriente como los salmones, aunque se desmorone y se desarme, aunque se desprecie y se deprecie, aunque se rechace o se despache, una vez que un cronopio establece un vínculo lo hace por toda la eternidad y las hadas, los famas, las esperanzas y las otras especies tienen que aprender a vivir con ello...