Considerando que…
Cuando, ya egresada de la
universidad con título registrado en el Ministerio y el Registro Principal
correspondientes, habiendo cursado durante y luego estudios de repostería,
habiendo matado tigres tan diversos como bartender de un bello bar de moda en
Bello Monte, niñera free lance, animadora de fiestas, guía de campamentos
vacacionales, paseadora de perros, panadera, docente de bachillerato, ayudante
de Galería, productora de eventos-entre otros- y convertida en madre…
Decidí un día formalizar mi
vocación artística y emprender estudios académicos de arte.
En esa época vivía en una isla,
en un sector mal conocido como El Robledal, la escuela de Arte quedaba (y
quizás todavía) en Asunción. En esa época estaba fiebrúa con el pedaleo así que
agarre mi bici y me lancé por la ruta de Matasiete, súper contenta. Era junio.
En la escuela pregunté por las
clases, seguían el calendario escolar, arrancaban los nuevos cursos en
setiembre. Talla en madera, escultura, pintura y gres. Talla y escultura…
martes y jueves, de dos a seis… perfecto… fotocopia de la cédula, claro,
matrícula? Nada es pública ahhh qué bueno y los materiales? Las herramientas
están aquí, lo demás se va consiguiendo por aquí y por allá, un poco la escuela,
un poco los artistas… ahhh sí? ummhummmm firme aquí, llene esta planilla, el
15, sí claro, bienvenida, gracias chao… y pedalear con la sensación de triunfo
y libertad más puros que había sentido alguna vez desde mi infancia…
Sólo para estrellarme… pero al
día siguiente, cuando la abuela de mi hijo me manda a botar de la casa en que
vivía y me anuncia la noticia justamente con MI MAMÁ… o sea… SU abogada… Shock...
No recuerdo muy bien cómo sucedieron las cosas
después, sólo diré que ésa fue la época del salto, de la renuncia… de volver a
volar y caer repetidamente… y si digo “no recuerdo” en realidad significa que no quiero pensar en
ello, porque recordar, es decir, tener accesible en la memoria, sí, pero
engavetado, bajo llave, clausurado… entonces, en realidad realidad, significa que no quiero
hablar –o escribir- sobre eso, sobre los detalles de que te quiten el piso, sobre sentirte
traicionada por quienes confías, sobre diluir los lazos de sangre y
desarraigarte… Así que también fue la época del riesgo, porque en realidad no tenía nada que perder... y quien no tiene nada qué perder lo tiene todo por ganar!
El hecho es que mis planes de
academizar mi arte se esfumaron, o acaso, los esfumaron, pero artista más se
nace que se hace, así que seguí, por mi cuenta y aquí estoy, una década después, en otro exilio, más fresco en lo
climático y más cálido en lo humano… todavía no me siento satisfecha, aunque en el camino he ganado mucho... sigo creando, sigo creyendo, buscando un
propósito que me mantenga, acaso el propósito es la búsqueda en sí misma.
 |
"Dicotomía" (2006) |